Las finanzas según la Biblia

 

¿Alguna vez sentiste que tus finanzas no reflejan la paz que Dios promete?

Trabajas, diezmas, oras… pero el dinero sigue yéndose más rápido de lo que llega.

La verdad es que la Biblia habla más de dinero que de fe o de oración.
¿Por qué? Porque Dios sabe que donde está tu tesoro, ahí estará también tu corazón. (Mateo 6:21)

En este artículo descubrirás los principios bíblicos para administrar tu dinero sin perder tu fe, y cómo pasar de sobrevivir a prosperar con propósito.

🔹 1. Reconoce que el dinero no es malo, pero el amor al dinero sí

“Porque raíz de todos los males es el amor al dinero…” (1 Timoteo 6:10)

El dinero no es el problema; el problema es a quién sirves con él.
Cuando entiendes que el dinero es un instrumento del Reino, dejas de perseguirlo y comienzas a administrarlo.

🔹 2. Dios es el dueño, tú eres el administrador

“De Jehová es la tierra y su plenitud…” (Salmo 24:1)

Este es el principio número uno de las finanzas del Reino: tú no eres el dueño, eres el mayordomo.
Eso cambia todo. No gastas igual cuando sabes que lo que tienes le pertenece a Dios.

Antes de hacer un gasto importante, ora esta frase:
“Señor, ¿esto honra lo que Tú me has confiado?”

🔹 3. Planifica: la fe no cancela la administración

“Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos…?” (Lucas 14:28)

Planificar no es falta de fe, es sabiduría.
Haz presupuestos, ahorra, evita deudas innecesarias. La Biblia no llama a la improvisación, llama a la responsabilidad espiritual.

🔹 4. Da con propósito, no por presión

“Cada uno dé como propuso en su corazón, no con tristeza ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.” (2 Corintios 9:7)

Dar abre puertas que el egoísmo mantiene cerradas.
El dar no se trata de cantidad, sino de corazón.
Cuando das, no pierdes — inviertes en eternidad.

🔹 5. Busca primero el Reino, no la cuenta bancaria

“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” (Mateo 6:33)

Tu seguridad no viene del sueldo ni del negocio: viene de Dios.
Cuando haces del Reino tu prioridad, las añadiduras llegan en su tiempo.

🔹 Conclusión: prosperar con propósito

El propósito de Dios no es que vivas endeudado ni estresado.
Él quiere enseñarte a manejar lo que te da, para que puedas bendecir a otros.

Reflexiona: ¿estás administrando tus recursos o tus recursos te están controlando a ti?

“Señor, enséñame a ser fiel con lo poco, para que pueda glorificarte con lo mucho.”

Si este mensaje te habló, compártelo. Puede ser justo la respuesta que alguien necesita para salir de la ansiedad financiera y empezar a vivir las finanzas del Reino.